Dominante, influyente, concienzudo o estable. ¿Cómo
eres tú?
¿Por qué hay
personas con las que tienes mucha química y a otras a las que no entiendes para
nada?
“Has oído el dicho que dice no hay
que pedirle peras al olmo, eso se aplica con todas las personas, hay gente que
simplemente no puede actuar a cierta velocidad o no puede ser tan emocional
porque hay cuatro estilos diferente de personalidad, y que dicha que todos
somos distintos”.
La respuesta puedes
encontrarla en uno de los modelos de comportamiento más utilizados por las
empresas desde hace décadas. Veámoslo para conocer cómo eres y cómo son el
resto sin desfallecer en el intento.
Escuchas a cuatro personas
abordando un problema del equipo o de la familia. Uno se muestra asertivo y
dice todo el tiempo cómo se han de hacer las cosas. Otra, sin embargo, te
expresa entusiasmo y te pone en contacto con gente que puede ayudarte.
Un
tercero te aporta un sinfín de datos analíticos para entender los distintos
enfoques. Y el cuarto se muestra calmado y ofrece alternativas para colaborar
conjuntamente. Pues bien, cada uno de ellos representa cuatro formas distintas
de comportarnos, según el modelo desarrollado por Marston allá por los años veinte. Marston estudió
psicología en Harvard, fue profesor en American University y, sin duda, tenía
la suficiente genialidad para desarrollar un modelo que sigue vigente hasta
ahora. Además de trabajar en el terreno de la psicología, se considera el pionero
del polígrafo, fue autor del comic de la Mujer Maravilla, declarado feminista
convivía en familia con su mujer y con su amante y, sobre todo, le preocupaba comprender
cómo era la gente normal (aunque él, seguramente, no debía ser considerado “muy
normal” para su época, algo clásico para muchos genios).
Martson
desarrolló el modelo DISC, que son las siglas de los cuatro tipos de
comportamiento que podemos tener: Dominio, Influencia, Sumisión y Conformidad a
normas (aunque
en el gráfico le llamamos estable y concienzudo, que se entiende mejor). Su modelo
partió del estudio de Jung y se construyó en función de dos ejes diferentes:
introversión versus extroversión; racional versus emocional. Con todo ello,
definió los cuatro tipos de comportamiento que podemos tener (ojo, que no es
personalidad, lo que significa que podemos variarlo a lo largo del tiempo).
Veámoslos:
Una persona dominante proyecta
su energía al mundo y utiliza la razón para alcanzar sus objetivos.
Es confiable, tenaz,
exigente, orientado al poder y puede ser agresivo en las formas. Aquí están las
personas que les gusta decir lo que el resto ha de hacer. Por ello, no es de
extrañar que muchos líderes tengan bastante carga D en sus comportamientos, así
como los que solemos llamar “marimandones”.
Un influyente llevará su
energía al mundo de las relaciones personales. Su
comportamiento es el resultado de la extroversión y la emoción, por lo que su
energía la dirige a las personas. Es abierto, locuaz, inspirador, pero como no
hay nada perfecto, también puede ser descuidado, impulsivo y poco discreto. En
este grupo están muchos vendedores, conferenciantes y tienen muchos amigos (de
verdad, no del Facebook).
Los concienzudos o los
conformes a las normas son analíticos, introvertidos y cerebrales. Son muy
precisos y formales, sobre todo con los datos. Y como buenos introvertidos-racionales,
las emociones no es su fuerte, por lo que suelen ser tímidos y les cuesta
expresar qué sienten. Muchos científicos, informáticos y financieros suelen
estar en este grupo.
Los estables son calmados,
confiables y muy buenos “soldados” en las empresas o en el grupo de amigos. Son
introvertidos, por lo que su energía la volcarán hacia dentro y con un fuerte
peso en la emoción. Por ello, les gusta escuchar y aceptan bien al resto de
personas. Sin embargo, también pueden ser lentos y les cuesta el cambio.
Como es de suponer,
todos tenemos un poco de las cuatro energías o letras, pero dependiendo de
dónde pongamos más foco en cada momento se definirá nuestro comportamiento.
Por último, el modelo DISC
no lo patentó Martson, por lo que hubo empresas que lo desarrollaron utilizando
estas siglas u otras versiones del mismo. Y como siempre, lo
importante no es si estamos en un cuadrante u otro, sino entender la diversidad
y la riqueza de estar con personas diferentes a uno mismo.
Artículo tomado de: EP
SOCIALBLOGS Laboratorio de felicidad