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Prevención

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Como Motivar a las Personas


Técnica de alto impacto y bajo costo para motivar a las personas

Los trabajadores que no perciben reconocimiento tienen hasta dos veces más probabilidades de abandonar la compañía.

Motivar a una persona es proveerle ciertos estímulos para  que adopte un determinado comportamiento deseado. Es crear en el colaborador el sentido de pertenencia. Es crear las condiciones adecuadas para que aflore un determinado comportamiento en las personas
La importancia de la motivación radica en que permite canalizar el esfuerzo, la energía y la conducta en general del trabajador hacia el logro de objetivos que interesan a  las organizaciones y a la misma persona.
  una técnica que cuesta poco y que tiene un alto impacto en la motivación de las personas: el reconocimiento. Sin embargo, brilla por su ausencia en las empresas (aunque habría que ver cuánto existe en la vida privada). En España, por ejemplo, el 87 % de los trabajadores consideran que no se sienten reconocidos y el colectivo más afectado son las mujeres entre 25 y 54 años. Al otro lado del Atlántico la situación tampoco es muy boyante. En Estados Unidos, por ejemplo, solo una tercera parte de los profesionales considera que sus jefes han valorado su trabajo en los últimos siete días, según Gallup. Pero lo que es peor, conforme a dicho estudio, los trabajadores que no perciben reconocimiento tienen hasta dos veces más probabilidades de abandonar la compañía (o de caer en el despido interior, podríamos añadir). El reconocimiento motiva, ayuda a desarrollar nuestro potencial y nos compromete con lo que hacemos y con la persona. Si es tan importante y existe tan poco, ¿qué podríamos hacer para que fuera realmente efectivo? Veamos cinco claves prácticas.

1. El reconocimiento ha de ser sincero, concreto y oportuno, y puede provenir de cualquier persona. No vale con frases genéricas o ambiguas tipo “aquí en la empresa son todos buenos”. No, el mensaje que motiva es el sincero y directo, el que se dirige a uno con hechos y observaciones concretas. “En la última reunión de equipo hiciste una presentación magnífica, incluiste datos muy novedosos que nos ayudaron a resolver el problema”, por ejemplo. Tiene que ser en el momento oportuno. No sirve con decirlo pasado demasiado tiempo porque pierde su efecto. Puede provenir, además, de cualquier persona. Normalmente, el que más se valora y el que más impacto tiene es del jefe o de la empresa, pero puede darse entre compañeros, clientes, proveedores, amigos, pareja…

2. Ha de ser individual y de equipo, si fuera el caso. Google lo tiene claro. Por ello, cuando un profesional consigue un logro, se le reconoce a él y a su jefe, porque, aunque quizá este no haya participado directamente, ha contribuido a alcanzarlo (o al menos, así no se pone él solo las medallas). Por tanto, hagamos reconocimientos colectivos cuando vengan al caso y no nos olvidemos de los individuales, que suelen ser los más motivadores.

3. No solo ha de ser por resultados. A veces nos dejamos la piel en conseguir algo, pero por cualquier motivo no lo logramos. Por ello, es importante también valorar el esfuerzo o la forma como se ha trabajado: los valores que han primado, si la persona ha sabido involucrar a otros departamentos… es decir, tener una perspectiva de las cosas más amplia.

4. No puede ser continuo. El reconocimiento que motiva no ha de ser diario, porque llega un momento en que nuestro cerebro se acostumbra. La dopamina se despierta cuando recibe una recompensa inesperada y esta ayuda al aprendizaje, a sentirnos bien e, incluso, a la memoria, según Terry Sejnowski del Instituto Salk de Estudios Biológicos. Por ello, el reconocimiento ha de ser frecuente cuando es oportuno, pero no continuo.

5. Ha de tener en cuenta la motivación de la persona. A prácticamente todo el mundo le gusta el reconocimiento, pero el modo depende de la motivación de quien lo recibe. Si es alguien muy afiliativo, por ejemplo, o con miedo al rechazo, sufrirá si el reconocimiento es público y, por ello, es preferible que sea en privado. En cambio, si es una persona con alta motivación de poder, disfrutará con la valoración en público aunque no lo reconozca.

En definitiva, reconocer el trabajo bien hecho (o el esfuerzo o los valores) es algo que motiva a la persona que lo recibe. Es importante que provenga del jefe, pero cualquiera de nosotros podemos hacerlo en nuestro trabajo, cuando estamos en un restaurante o cuando entramos en contacto con cualquier persona. Esto nos ayuda a tener una mirada más apreciativa y a sentirnos mejor nosotros mismos. Por ello, si el reconocimiento resulta tan barato, no seamos tacaños y practiquémoslo hoy mismo.


Por ultimo para que complementen el tema y para que vean la importancia de reconocer  les dejo (Pirámide de Maslow) algo que está muy relacionado con estos cinco puntos y se pueden fijar que el reconocimiento esta antes de la autorealización del trabajador según Maslow.
La Pirámide de Maslow, o jerarquía de las necesidades humanas, es una teoría psicológica propuesta por Abraham Maslow en su obra: Una teoría sobre la motivación humana de 1943, que posteriormente amplió. Maslow formula en su teoría una jerarquía de necesidades humanas y defiende que conforme se satisfacen las necesidades más básicas (parte inferior de la pirámide), los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más elevados (parte superior de la pirámide).

La escala de las necesidades de Maslow se describe a menudo como una pirámide que consta de cinco niveles: los cuatro primeros niveles pueden ser agrupados como «necesidades de déficit (primordiales); al nivel superior lo denominó «autorrealización», «motivación de crecimiento», o «necesidad de ser». “La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua”.
La idea básica de esta jerarquía es que las necesidades más altas ocupan nuestra atención sólo cuando se han satisfecho las necesidades inferiores de la pirámide. Las fuerzas de crecimiento dan lugar a un movimiento ascendente en la jerarquía, mientras que las fuerzas regresivas empujan las necesidades prepotentes hacia abajo en la jerarquía.

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